Dentro de la vertiente gótica del terror, es frecuente notar que, por alguna razón, hay una cierta fascinación por inmiscuir a uno o varios niños. Por un lado, resulta bastante comprensible; tomando en cuenta la inocencia de actitud y acciones cuando se es menor la edad, es obvia la intención por parte de los adultos por tratar de preservar esa inocencia lo más posible, al grado de que algunas culturas como la Innuit (esquimal), nunca se regaña o castiga a los niños pequeños (aun si incendian la casa donde viven), por no empañar de ningún modo lo que se ve como el periodo mas feliz de la vida humana. Así pues, de un modo más o menos generalizado se “entiende” que no hay mayor maldad o terror, que atacar a un niño.
Ahora bien, resulta curioso notar como es que la mayoría de los relatos o casos registrados de posesión demoníaca y poltergeist, siempre se centran alrededor de la presencia de un niño. Y también resulta curioso notar que en muchos de los casos de apariciones fantasmales, estas prefieren acercarse e intentar entablar comunicación, preferiblemente con un menor que con un adulto. De cualquier manera, es un hecho comprobado que en la niñez, la percepción sensorial y psíquica es mayor que en ninguna otra etapa de la vida. Sin embargo, desde el punto de vista escéptico, todo se debe solamente a una mayor actividad imaginativa y un deseo subconsciente de llamar la atención, por no olvidar una falta de conciencia y conocimientos adecuados, lo cual. Según esta postura, se traduce en una vulnerabilidad ante la sugestión y el dejarse llevar por la imaginación propia.
Ahora bien, ahí que poner atención en que las vivencias y cosas aprendidas durante al infancia resultan determinantes, mas que las de cualquier otra etapa de la vida de las personas. Miedos, traumas, fobias y demás cosas similares, usualmente se originan durante la infancia; y de hecho, durante esta etapa es más común la presencia de pesadillas. Según las tradiciones shamanicas y esotéricas, las pesadillas son como un campo de entrenamiento donde el individuo se prepara antes de confrontar, cara a cara una amenaza real; por ejemplo, en algunas tribus africanas es común ver que a los niños se les aconseje que si sueñan que un león los persigue, tomen el control de la situación, volteen y encaren al león de igual a igual.
Desde el punto de vista occidental, las pesadillas en los niños no son mas que el modo en que el subconsciente infantil interpreta el mundo a su alrededor, y tomando conciencia de su desventaja con respecto al mundo de los adultos, todo se ve como si fuera mas hostil. Sin embargo, por mucho que inconcientemente, un niño perciba hostilidad por todos lados, no ayuda en mucho el que se le den referencias para temer, desde cuentos de hadas, donde brujas y lobos devoran niños vivos, hasta inocentes canciones de cuna (duérmete, niño, que viene el Coco y te comerá…), pasando por la continua protección paterna que prohíbe mas de una cosa porque “te puedes lastimar”.
Recapitulando, tenemos que los niños, por su debilidad y predisposición a percibir y aceptar miedos infundidos o no, son particularmente atractivos para el aspecto maldad y lo sobrenatural. Ahora bien, de antemano resulta que su percepción de l mundo es muy particular, y ya es distinta al punto de vista del adulto; a veces se da una ruptura comunicativa, que se traduce en que el adulto cree comprender al niño, pero no es así. El adulto puede decirle al niño que no hay por que temer a los fantasmas, pero el niño, que posiblemente los ha visto, real o imaginativamente, podrá confirmar que en un momento dado si hay razones para temer. Y a fin de cuentas, resulta curioso como ciertas leyendas de hadas, goblins, trolls y elfos hacen referencia a que solo los niños y unos cuantos privilegiados pueden verlos y oírlos. ¿Es que acaso hay algo de realidad detrás de los cuentos de niños e imaginaciones infantiles?
La tradición gotica dice que las pesadillas y otros temores surgen de la influencia por parte de duendes y otras criaturas que se acercan a uno cuando duerme, preferentemente cuando se es menor, ya que es mas fácil. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta cual es el verdadero origen de las pesadillas y los temores. Así, pues, no hay que descartar todas las hipótesis y explicaciones posibles que se puedan. Luego es cierto que hay cierta vulnerabilidad especial durante al infancia, la cual es muy fácil de lastimar de un modo u otro. El mayor temor que hay, es ver al niño sufriendo algo de por lo que no se le puede alejar: cuando duerme (¿como alejar una pesadilla?) o con fenómenos contra los que no se puede luchar (¿Cómo alejar un fantasma intangible e invisible?).
Sin duda alguna, en tanto exista este temor, será y seguirá siendo un elemento recurrente dentro del genero del terror, sea novelístico, cinematográfico o de comic.
